Thursday, December 4, 2014

"El Desafío de la Nueva Era" por el Dr. Manuel Gerardo Monasterio



La Nueva Era no puede ser solamente una serie de preceptos más o menos morales, y unos agradables enunciados higiénico— dietéticos para ser repetidos a manera de exorcismos contra los males del mundo moderno. Ni tampoco puede ser sólo un montón de clichés en forma de nuevas costumbres con olor a tarot, arroz integral y sahumerio. 
Si este desafío esencial no es asumido con toda la energía que requiere, podemos terminar cambiando el gimnasio, la sauna y la manicura, por las clases de Shiatzu, el curso de medicina natural y el seminario de meditación trascendental. Es decir, no porque consideremos estas disciplinas como parte de nuestro genuino y auto-consciente desarrollo, sino porque en realidad estamos aburridos de lo convencional y todo lo relacionado con la “Nueva Era” nos resulta muy “chic y está de onda”.

Les pido perdón si resulto irreverente, pero el viejo sistema es capaz de devorarse y digerir megatoneladas de bellos ideales y buenas intenciones.
Para que la Nueva Era no termine convirtiéndose por completo en una opción más entre los distintos shoppings del consumismo mundial, tú y yo tenemos que estar Despiertos.
Aquí y ahora. Amorosamente Despiertos en nuestra cotidianeidad inmediata.
Amorosamente lúcidos en nuestra vida diaria.
No solamente en el momento de la lectura inspirada, la meditación o el curso metafísico. Sino Aquí y Ahora. Con tu mujer y tus hijos, con tus vecinos y colegas.
Hablando si es necesario.
O silenciosamente.
Sobre todo con gran paciencia.
Con la infinita ternura que es nuestro derecho esencial. Y que tanta falta está haciendo en este mundo donde tal vez haya demasiadas teorías, demasiado conocimiento, demasiadas palabras.

Pacientemente.
Sin prisa ni pausa.
Emitiendo ininterrumpidamente la frecuencia esencial de la Presencia. Con Amor palpable y viviente.
Con frágil, y firme, y delicado Amor, que habrá de transformar nuestro cuerpo, haciéndolo receptivo y perceptivo al maravilloso Amor que lo impregna todo.
La Nueva Era depende de nuestra capacidad de plasmarla con hechos en la vida cotidiana.
Con hechos, no sólo con palabras.
Ese es nuestro compromiso y nuestro desafío esencial.

Fragmento de un artículo publconsumismoicado en la revista "Renacer", 1994

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