Friday, October 17, 2014

Antroposíntesis y Biodescodificación Genealógica Primera Parte


Por el Dr.Manuel Gerardo Monasterio

El problema crucial de todo lo relacionado con el hombre –y en particular las disciplinas socio-antropológicas y la medicina- pasa por el eje central de la pregunta básica y fundacional: Qué es el Hombre?

Más allá de las dificultades que se encuentren en la búsqueda de esta respuesta, mal puede dedicarse alguien a la Salud con idoneidad si jamás se ha formulado –seria y concienzudamente- esta pregunta esencial.

Luego de cuarenta años de investigar este tema, llegué tempranamente al universal descubrimiento de la imposibilidad de definir las “esencias” por el método de afirmación directa, lo que nos conduce a la clásica negación filosófica magistralmente sintetizada en el “Neti-Neti” (literalmente: “Esto No-Esto no”) de la Vedanta, es decir, que a la Verdad se accede percibiendo lo que no es.

Ya el genial creador de la Semántica General, Alfred Korzybski, en su refutación del aristotelismo clásico había planteado de manera tajante “Cualquier cosa que puedas decir acerca de algo: No lo Es!”

Comenzaré pues, intentando desmitificar algunos conceptos profundamente arraigados en la mentalidad colectiva y en el razonamiento fragmentado –y por ende falaz-de no pocos investigadores, con respeto a lo que se considera del hombre.

*Primer axioma a refutar: “Somos individuos”. Nada más natural que referirse a la gente en general y a cada persona en particular como “individuo”…Y nada más falaz.

La misma etimología de la palabra nos conducirá –como casi siempre- a la dilucidación de esta cuestión.

Individuo viene del latín “individuus”, literalmente “que no puede ser dividido”.
Esta idea proviene de la clásica confusión entre lo absoluto y lo relativo, y procede, posiblemente, de la visión platónica y neo-platónica que ha plagado los últimos dos mil años del pensamiento humano. No son lo mismo “Ser” que “persona”, individuo idealmente se refiere al “Ser”, pero cuando hablamos de lo humano, hablamos de personas, del complejo somato-psíquico al que se asocio con humano. Y fíjense que me abstengo muy a propósito de no caer en la falacia elemental y universal de decir “ser humano”. Y para explicar esto debemos otra vez volver al inefable Conde Korsybski –ingeniero por profesión y filósofo por vocación- que nos previno severamente de cuidarnos del utilizar el verbo “ser” en nuestro lenguaje.

El Ser no posee atributos definibles ni términos agregables.
No existen, a pesar de lo que la gente insiste en ello, “seres malvados” o “seres buenos”, existen personas que aparecen como comportándose de manera malvada o haciéndolo de manera amable.

Como certeramente explica Korzybski, no tenemos acceso al conocimiento directo de la verdad. El único acceso directo que tenemos es, mal que nos pese, a nuestras percepciones y creencias, ya que el conocimiento humano del mundo está limitado –y por tanto enmarcado- por nuestro sistema nervioso y la estructura de del lenguaje.

La frase más popular de Korzybski es sin duda “el mapa no es el territorio” (muy citada, entre otros, por los creadores de la PNL, Bandler y Grinder).

Los humanos tendemos a confundir nuestras representaciones de la Realidad con la Realidad misma. Por eso en Antroposíntesis, todas nuestras explicaciones se encuadran religiosamente dentro de lo que he acuñado como MCO, literalmente, Modelos Conceptuales Operativos. En Antroposíntesis nuestras definiciones no son más que instrumentos temporales y aleatorios, que sirven como meros parámetros orientativos para la acción, pero que de ninguna forma pretenden ser axiomas definitivos de nada y están sujetos a constante revisión de acuerdo a las modificaciones y ampliaciones de nuestra percepción.

Y esta última frase nos lleva naturalmente a nuestra definición de “hombre”. En Antroposíntesis no consideramos al hombre ni como individuo, ni como individual, por tanto no le consideramos como unidad separada, ni como estructura terminada, para nosotros el hombre es PROCESO.

Es Proceso Operativo dentro de un programa cósmico de dimensión inefable.

Y lo que llamamos “humano” en el sentido de complejo psicosomático es una interfase de conexión con ese Programa Cósmico y Global, de manera semejante a una Terminal “boba”de ordenador conectada a una red global, a la que,en el caso al que nos estamos refiriendo, llamamos CONSCIENCIA.

Lo que llamamos humano, por tanto, es Proceso de Consciencia, que aparece por las limitaciones del sistema nervioso y de la neuroprogramación genética como una persona con entidad propia y separada. En Antroposíntesis no consideramos que haya entidad propia y separada. No consideramos por lo tanto que haya nada semejante a nacimiento o muerte de lo que el Hombre es en tanto Realidad como Proceso de Consciencia. Lo que parece nacer y morir no es más que el complejo psicosomático, como la CPU de un viejo ordenador que es desechado por un modelo nuevo. El proceso informático no termina cuando usted cambia su viejo ordenador, sino que sigue allí, listo para que usted vuelva a conectarse una vez que haya adquirido su nueva interfase en la forma de un nuevo ordenador.

Si prestamos adecuada atención a la etimología del lenguaje entendemos rápidamente-y lo podríamos entender desde bien antiguo ya que viene de los Greco-Latinos- que “persona” viene de “per-sonare” para resonar, para sonar mejor, refiriéndose a la máscara que utilizaban los actores de los anfiteatros al aire libre del drama y la comedia antiguos, que usaban estas máscaras para representar a sus diversos personajes y también para que su vez se escuchara mejor al aire libre actuando como caja de resonancia.

Continuará

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