Friday, October 17, 2014

Biodescodificación Genealógica y Antroposíntesis Cuarta Parte


Por el Dr.Manuel Gerardo Monasterio

Cuando los detractores malinformados o malintencionados-o ambas cosas a un tiempo- critican al Dr. Ryke Geerd Hamer en base a los fracasos terapéuticos del médico alemán, lo hacen citando casos aislados y/o muy mal documentados. Pero además, y fundamentalmente, es esta una estrategia pobre y de muy corto alcance, ya que si juzgáramos a la oncología oficial por los resultados estadísticos a mediano y largo plazo, y por la índole de la calidad de vida que la terapéutica convencional otorga a los pacientes oncológicos tratados por dicha metodología, la crítica que recaería sobre la medicina oficial habría de ser muchísimo más severa que la que le toca al Dr. Hamer. Pero la insidia y la irrespetuosidad extrema con que se juzga al Dr. Hamer, tiene su fundamento en realidad en dos factores esenciales. El primero es que se trata de la confrontación de dos maneras antagónicas de ver la vida en general y al hombre en particular.Estamos aquí ante a la confrontación de dos cosmovisiones dilemáticas. Una se basa en comprender,observar, incentivar y potenciar la innata capacidad autorreguladora, autopoiética y homeostásica del organismo humano. La otra reposa sobre la convicción de que el organismo humano no puede recuperarse sin drásticas intervenciones por parte de una medicina crecientemente tecnológica que utiliza agentes químicos de síntesis con una cantidad variable de efectos colaterales e interacciones iatrógenas. Y es esta última palabra la clave para comprender lo que ocurre con la práctica de la medicina oficial. Recuerdo una frase de mi gran amigo y maestro, el Dr. Samuel Tarnopolsky, eximio maestro de la Reumatología Argentina, que dijo, refiriéndose a su especialidad: “ La reumatología es inevitablemente iatrogénica, quien le tema a eso debe buscarse otra especialidad”. El problema de la actual terapéutica alopática es que la Iatrogenia ha pasado a ser, no sólo algo aceptable, sino que ya ni siquiera se discute. Por otra parte, si el paciente oncológico fallece durante el curso de un tratamiento no alineado con la medicina oficial, la conclusión es : “Ha sido asesinado por la charlatanería curanderil”. Si muere dentro del protocolo oncológico de la medicina oficial la conclusión es: “Se hizo todo lo posible”.
La calidad de vida, el respeto a la integridad total del sujeto humano, el nivel de compromiso personal del paciente y la lucidez con la que se confronte con el pasaje inevitable de toda existencia humana, no cuentan en absoluto. Ni el enfoque de la medicina oficial ni el de las terapéuticas alternativas pueden garantizar curación. Mejorías, alivio y eventuales remisiones pueden darse en diversos pacientes independientemente del tratamiento utilizado. Pero el grado de sufrimiento infligido por uno u otro enfoque no tiene punto de comparación. Basta ver el estado físico y mental de un porcentaje enorme de pacientes tratados por la quimioterapia y la radioterapia. Más adelante hablaré de la quimioterapia en particular, pero permitan que pase ahora al segundo factor esencial en esta ecuación de denigración indiscriminada hacia las teorías del Dr. Hamer.
Usualmente se habla de las ganancias multimillonarias de las multinacionales farmacéuticas con las drogas quimioterápicas, y sin duda todas esas sustancias sumamente venenosas son además, incréiblemente costosas. Pero hay muchos otros elementos en juego, que pasaré a detallar. Hay una descomunal industria corporativa y académica montada alrededor del cáncer y su investigación: fundaciones, institutos, organismos públicos y privados, miles de investigadores médicos, biólogos moleculares, bioquímicos, miles de personas cuyo sustento depende del sostenimiento de la línea de investigación oficial. A eso hay que sumar los miles de oncólogos clínicos y de profesores universitarios que han formado y sustentan su vida profesional y económica sobre las líneas terapéuticas, educativas y conceptuales que sustentan la terapéutica de la medicina oficial. Y no me refiero sólo a un tema económico, está el costo moral y psicológico de miles de vidas dedicadas a desarrollar una cosmovisión médica que deriva en los conceptos que la medicina oficial mantiene sobre el cáncer y su tratamiento…
La comparación de lo que se invierte en gente, dinero y tiempo en investigaciones que siguen el lineamiento oficial, con lo que se invierte en tratamientos biológicos o alternativos, es absurda. Los investigadores independientes deben costear sus estudios con sus propios recursos o los aportes esporádicos de almas caritativas, y mientras la medicina oficial cuenta con millones de conejitos de Indias para probar sus drogas quimioterápicas sin sufrir perjuicio alguno si muchos pacientes padecen sufrimientos y muertes horribles, si se les llega a morir un solo paciente oncológico a los que practican enfoques biológicos alternativos, se arriesgan a perder el ejercicio de la profesión y a ir a la cárcel…Todo lo cual, le ha ocurrido literalmente al Dr. Geerd Ryke Hamer.
Para aquellos lectores que estén interesados en conocer al Dr. Hamer desde una perspectiva distinta a la que hallaran en “Wikipedia”, se los contaré en la nota que sigue.

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